El tomo 14 de Patrimonio Argentino, penúltimo de la serie editada por
ARQ y el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio
(CICOP), pone el foco en los poblados, plazas históricas y cascos
urbanos de nuestro país. Como bien explica Graciela María Viñuales en la
introducción, hasta hace unas décadas sólo se consideraban monumentos
históricos a los edificios notorios, sin tener en cuenta los otros
edificios que los acompañaban, ni el paisaje que los enmarcaba. Pero esa
consideración fue variando y empezó a hablarse de “patrimonio de
conjunto” y “paisaje urbano”. Así empezaron a incluirse en el patrimonio
los poblados históricos y, en Latinoamérica también las plazas, pues en
general eran el centro de vida de las poblaciones.
No
faltan, por supuesto, plazas emblemáticas como la Plaza de Mayo,
escenario de la vida política nacional desde el comienzo de nuestra
historia. Ni la Plaza Moreno de La Plata, clave en el diseño de Pedro
Benoit para la ciudad hoy duramente castigada. También se incluye la
Plaza Libertad de Balcarce, diseñada y equipada por Francisco Salamone a
mediados del siglo pasado. Entre los poblados históricos se cuentan los
pintorescos pueblos del Norte, con sus casas blancas entre cerros, como
Cachi, Molinos o San Carlos. Y otros del Sur, como Carmen de Patagones o
Chos Malal. Claro que además hay lugar para espacios más conocidos,
como el Casco Histórico porteño o el Centro Cívico y la Intendencia de
Parques Nacionales de Bariloche.
Entre los parques, la
publicación despliega los impresionantes paisajes del Parque General
San Martín de Mendoza, el Parque 3 de Febrero de la CABA (ambos de
Carlos Thays) y el Parque Independencia de Rosario.
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