El tomo 11 de la colección Patrimonio Argentino, Estancias, quintas y
molinos, editada por ARQ y el Centro Internacional para la Conservación
del Patrimonio (CICOP).La economía rural fue y es gestora de desarrollo
de infraestructuras y ciudades. A penqueña y a gran escala. Ahí están
para verificarlo las estancias jesuíticas como Alta Gracia o Jesús María
(en Córdoba); aquellas que, casi ciudades en sí mismas, ayudaron a
poblar el Sur argentino como María Behety o Harberton; los enclaves
rurales impulsados por Justo José de Urquiza como el Palacio San José o
el Palacio y Saladero Santa Cándida.
Otras obras menos
espectaculares pero no por eso menos importantes, como la Quinta
Pueyrrredón (donde, bajo un algarrobo San Martín y Pueyrredón planearon
la estrategia de la campaña libertadora de América) o la Quinta Los
Leones (en una todavía despoblada Lomas de Zamora). Y otros edificios
utilitarios, como los molinos de Jáchal y Forclaz, o el Matadero
Municipal de Guaminí, de Francisco Salamone.
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